Quiero dar gracias a quien estuvo allí siempre y a quienes fueron apareciendo y se quedaron a mi lado. A los que más les debo son mi familia, primero a mis abuelos que me enseñaron todo lo que necesito saber, que me daban de comer todos los días y que me apoyaron cada vez que tenía un problema. No hay comparación con los juegos que se inventaban para mi y nunca podré agradecer todo lo que han dado por verme feliz. Segundo, a mis padres y a mis hermanos, a los que veo todos los días y aunque tengamos nuestros más y nuestros menos, siempre sabemos pasar un buen rato y no recuerdo ni un solo cumpleaños triste, porque siempre lo hicieron especial. Tercero, a mi novio, que hasta mi familia ya dice que forma parte de nosotros, que es uno más. Siempre sabe arreglar un mal día y mejorar uno que ya era bueno, no le cambiaría por nada. Y cuarto y último, a mis amigos. A los amigos que tenía de pequeña que venían a mi casa de campo para mi fiesta, a los que conocí en el instituto y se convirtieron en mi día a día y a los que aparecieron hace poco que me alegran los días de clase. Gracias, a todos y cada uno de los que siempre están ahí, porque si pudiera volver a vivir estos 16 años, no querría hacerlo con otras personas.
La sonrisa es mía, el motivo son ellos.
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