Me perdí, me perdí para encontrarme. Y justo en ese momento, cuando yo me estaba buscando a mi misma de nuevo, para mejorar y aprender de mis errores, te encontré a ti. Comprendí que en realidad para encontrarme, para ser quien soy sin necesidad de fingir o mentirme a mi misma, te necesitaba a ti. ¿Por qué? Porque cada vez que alguien me quiere hacer daño, ahí estás tú, con una sonrisa, te acercas, me susurras, me haces reír, me ayudas... Y me enamoras cada día un poquito más. Porque cada día que me encuentro mal ahí estás tú, para cuidarme, abrazarme y decirme que me voy a poner bien y que no me vas a dejar sola. Y por mil cosas más que haces por mi, que no podría agradecerte ni con un millón de besos. Y yo seré lo mismo para ti, siempre, tu punto de apoyo.
Tú das sentido a mi vida.
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