Los mejores momentos son los que no se planean.

La verdad, nunca imaginé nada de esto, pero ahora es lo que más claro tengo en esta vida, que la quiero compartir con él. Nos encontramos por casualidad, pero desde el principio supe que tenías algo especial y fuiste la primera persona que me hacía sentir especial a mi. Te conocí en enero y yo cumplía 14 años en marzo, así que siendo sinceros ¿quién no está perdido a esa edad? Yo era de esas chicas completamente tímidas que se guardaba muchísimos secretos para sí misma, quizás demasiados. Tenía muchos amigos, es cierto, pero nadie me hacía sentir como aquel chico. Fue la primera persona con la que me abrí de verdad, el que me daba toda la confianza del mundo cada vez que me guiñaba un ojo. No sé cómo lo hacía, ni cómo lo hizo, pero me convirtió en otra. Cada día era una persona más segura de mi misma. Me estaba enamorando de él, pero no quería y no tenía ni idea  de qué debería hacer, así que me enfadaba con él siempre que se me acercaba, ¿por qué? Pues para evitar que me gustara más y más. Era gracioso porque me enfadaba pero después corría detrás suyo y ponía alguna de mis tontas escusas. Hasta que un día, todo cambió. Estábamos en nuestro lugar, las escaleras en las que nos sentábamos juntos cada vez que salíamos del instituto, pero esta vez era de noche y tenía que llegar a casa. En cuanto crucé la calle vino corriendo y me abrazó, no entendía nada pero la verdad, fue un momento que no podré olvidar, y entonces me dijo:

— Ahora soy yo el que corre detrás de ti... Me estás enamorando. - me dio un beso en la mejilla y se fue.

Aquella noche no podía dormir, me llamó y hablamos hasta que se hizo de día. Hace más de un año y medio que pasó todo, pero son cosas que quedan guardadas para siempre, recuerdo hasta como me sentía en cada momento. Fue un encuentro inesperado, una casualidad, un error... 

Pero fue el error más bonito de mi vida.